El 21 de abril del 2012, se realizaba un evento multicultural de Hip-hop, Break-dance, Grafitti y patinetas en la Plaza de las Culturas (Coatzacoalcos). El grupo Gusanos Locos inició su espectáculo en la base de las banderas. Alguien interrumpió su sesión y se metió a la pista con un perro. Le levanto las patas delanteras y comenzó a bailar con él. Era Valentín y "El Negro"
El grupo de baile espero pacientemente a que Valentín terminara su show y luego todo continuó normalmente. Tuve la fortuna de fotografiar toda la secuencia
Algunos meses después encontré al mismo par caminando por Av. Universidad, nos aproximamos a él y esta vez le pedimos permiso para tomarle una serie de fotos a cambio de una pequeña cuota. Para nuestra sorpresa se mostró amable y platicador. Fue ahí donde comenzó la amistad.
Luego supimos que hizo a su perro y él mismo de un espectáculo por todos lados. Visitaba la playa, el malecón y el OXXO de Playa Sol y le decía a la gente que por unos pesos podrían tomarle fotos al perro o alos dos. Siempre traía a "El Negro" con una camisita y a veces con paliacates. Muy bien arregladito. Era evidente que El Negro adoraba a su dueño.
Hace algunos meses nos lo encontramos en el OXXO de Playa Sol. Y seguimos con la plática. Resulto que Valentín era originario de Chichuahua. Reside ahora en Coatza pero tiene problemas con el alcohol periódicamente. Aún así, siempre es educado y dentro de sus talentos está el recitar poemas y cantar.
El fin de semana pasado nos lo encontramos otra vez en el mismo lugar y finalmente pude tomarle unas fotos más representativas del personaje que es y la ternura de animal que lo acompaña. Resulta que El Negro tiene 16 años, es un venerable anciano. Es un perro tan fiel como Hachi, que en las buenas y en las malas acompaña a su dueño a todos lados. Muchos los han visto. Ya casi son leyenda en la ciudad. El drama de su vida, pues el te dice que es una "basura humana", se contrapone con la inmensa relación y cuidado que hace por EL Negro. De igual modo El Negro es un ejemplo a seguir por cualquier humano, que a este punto, ya hubieran abandonado a este hombre en su miseria.
Cuando lo vean, recuerden este escrito, platiquen con él. tómenle fotos a su perro o a él. Denle unas moneditas y ayúdenlo. No siempre se eligen los caminos correctos, pero cuando menos no podemos reclamarle el abuso o abandono de el El Negro.
Carlos Rodríguez
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